Baja California
Pese a que Baja California ocupa el primer lugar a nivel nacional de niños institucionalizados, apenas el año pasado las autoridades estatales pusieron en marcha el Programa de Familias de Acogida y hasta el momento solo dos familias han participado.
El 14 de febrero pasado, la directora del DIF Baja California. Mavis García Olmeda, reconoció que esta entidad ocupa el primer lugar a nivel nacional de niñas, niños y adolescentes institucionalizados, (así se les llama a los menores que se encuentran bajo el resguardo de esta institución en algún albergue, orfanato o casa hogar).
De acuerdo a los datos de la funcionaria, actualmente en Baja California hay 1,670 niñas, niños y adolescentes institucionalizados, número que ya bajó porque hace año y medio eran dos mil 500. Apenas en abril de 2022, las autoridades estatales anunciaron la puesta en marcha del Programa de Familias de Acogida (PFA), y a casi un año de esta acción solo dos familias han participado en él.
La Secretaria de Derechos Humanos de las Mujeres y Perspectiva de Género de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Baja California, Lic. Minerva Nájera Nájera, afirma que corresponde al Estado contar con los mecanismos para proteger a la infancia de acuerdo al Artículo 4º de la Constitución y de la Ley General de Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Por ello, cuando en una familia existe omisión de cuidados, abuso, maltrato, explotación, entre otras causas tipificadas en el Código Penal, el Estado debe retirar a los niños de sus padres para proteger su integridad en un sitio seguro mientras se determina su situación jurídica, por lo que los menores son enviados primero al albergue del DIF y después de un tiempo a un orfanato o casa hogar.
Ahora con el PFA se pretende que los menores que viven alguna de las situaciones antes mencionadas ya no sean niños institucionalizados, y que del albergue del DIF pasen directamente a una familia de acogida. Nájera Nájera afirma que debido a la geografía de Baja California existe una movilidad como la migración y el desplazamiento que se suman a la tarea institucional del Estado de dar protección a las niñas, niños y adolescentes (NNA), por lo que ésta se debe ver como “un derecho humano que reclama la atención como tal y no como un problema”.
Llega tarde a la entidad
Por su parte, la Lic. Suraya Guadalupe Merlos Cruz, quien trabajó en la Subprocuraduría de la Defensa del Menor y fue coordinadora de una casa hogar durante más de tres años, considera que el PFA está llegando tarde a la entidad porque en estados como Jalisco, Nuevo León y Guanajuato ya tienen bastante tiempo operando. Recordó que en 2016, cuando trabajaba en el DIF, se puso en marcha un programa piloto de Familias de Acogida en la casa hogar Yugo Alcanzando al Necesitado A.C., y pasó mucho tiempo para poner en marcha este programa a nivel estatal.
Merlos Cruz, quien actualmente imparte capacitación a las cuidadoras de las casas hogar de Tijuana con el apoyo de la Fundación Esperanza Community Center, considera que el PFA es una excelente opción para los menores que no tienen los cuidados necesarios en su hogar y para las familias que los van a albergar de manera temporal. Aclara que el PFA no es para todos los niños ni tampoco para todas las familias, ya que los menores que viven en orfanatos o casas hogar no pueden participar en él, sólo aquellos que llegan al albergue del DIF y de ahí pasan directamente con una familia de acogida.
Vivir situaciones de trauma afectan el desarrollo
“Cuando un niño pasa por situaciones de trauma (como violencia, abuso, omisión de cuidados), todo su futuro resulta afectado, no solo en el aspecto emocional, sino de su desarrollo, ya que lo que hace la diferencia de que un niño pueda desarrollarse tiene que ver con los cuidados primarios que le proporcionan sus padres”, asegura la psicóloga.
Y que la crianza se da a través de una relación de apego, ya sea con los papás, tíos o familiares cercanos; desafortunadamente cuando un niño vive en una institución sufre el abandono una y otra vez, lo que le crea un vacío que le provoca una serie de afectaciones en todo.
Considera que una casa hogar no es un lugar ideal para niños, “no es que no sea un buen sitio porque hay muchas que hacen excelente labor, sino porque hay rotación de personal y a los menores se les tiene que ver las 24 horas con amor”. Además, agrega las casas hogar funcionan a través de un donante principal, que casi siempre son religiosos, y se apoyan de otras asociaciones, pero no cuentan con los suficientes recursos para tener personal profesional y capacitado, ya que a las cuidadoras se les paga un sueldo bajo. “Estas instituciones (casas hogar) están fundadas con mucho corazón, pero poca capacitación”, asegura.
Aunado a lo anterior, añade la especialista, “todos los niños que están en una casa hogar tienen problemas cognitivos, de conducta, emocionales y físicos por las situaciones que han vivido y porque estos sitios no tienen los recursos necesarios para proporcionarles tratamiento especializado con psicólogos y/o psiquiatras”. Y el gobierno tampoco tiene la capacidad porque entran 20 niños al albergue del DIF y no es proporcional el egreso, comenta Merlos Cruz.
Las casas hogar no van a desaparecer, dice la psicóloga, lo que se espera es que el PFA crezca para que los menores sean enviados con una familia inscrita en este programa, y así poco a poco desaparezca la figura del niño institucionalizado. Mientras esto sucede, la especialista hace un llamado a la sociedad para que se involucre más en el apoyo a los albergues, orfanatos y casas hogar con tiempo o dinero. “No sólo es labor de estos sitios el cuidado de la infancia, sino de todos, respaldemos a estas instituciones para convertirnos en una red de apoyo para que estos niños no sean huérfanos sociales, porque la manera en la que salimos adelante en el mundo es cuando nos sentimos amados”.
Las Familias de Acogida son un “puente”
“Una familia de acogida sirve como puente porque en lugar de que un menor entre a una casa hogar, va con la familia de acogida mientras se resuelve su situación legal o el proceso de adopción. Es un espacio sanador y no una institucionalización porque el programa se aplica para los niños que llegan al albergue del DIF y de ahí van con la familia de acogida, sin pasar por la casa hogar”, añade la psicóloga.
Reconoce que hay diferentes perfiles de niños que no entrarían al PFA como es el caso de los menores que tienen alguna discapacidad, pero que deberían de incluirlos.
Considera que para generar más impacto con este programa, las autoridades requieren contratar más personal y hacer más difusión en la sociedad, además de dar a conocer cómo están evaluando a las familias interesadas en participar en él.
“Si una semillita podemos plantar en la vida de los niños, ellos van a cambiar. La familia de acogida viene a formar vínculos y de apreciar que se puede hacer una diferencia muy grande en la vida de un niño y quienes quieran participar en el PFA primero tienen que prepararse para saber que la maternidad y la paternidad para estos menores es terapéutica porque vienen muy lastimados por el trauma en su vida. Y ¿cómo se preparara uno?, sanando la propia vida porque primero hay que hacer un trabajo personal para después poder dar”.
Lic. Suraya Guadalupe Merlos Cruz – Psicóloga
“Es bonito ver que hay familias interesadas en participar en el PFA porque es gente que tiene para dar y que finalmente es la visión comunitaria de los centros, en la que que no solo los padres se hacían cargo de los hijos, sino que toda la comunidad se involucraba en atender los derechos de la infancia. Tanto a las familias como a las niñas, niños y adolescentes que participen en este programa les puede cambiar la vida”.
Lic. Minerva Nájera Nájera
Secretaria de Derechos de las Mujeres y Perspectivas de Género
Comisión Estatal de los Derechos Humanos de BC
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