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Luz Elena Picos

RICARDO FITCH UN ENAMORADO DE TIJUANA


 




En general su carácter era cordial, afable, gran amigo de sus amigos. Se transformaba al escuchar alguna crítica de su adorada Tijuana. Entonces si ¡la tierra temblaba! Pocas personas como Ricardo Fitch defendían la historia, los personajes y los grandes hechos sobre su ciudad.

 

Pero a la palabra, unía acciones de amor, de respeto que derivaban en demostrar todo lo que se debería hacer para un mejor conocimiento y comprensión de esta Tijuana tan especial.  Habrá quienes no lo sepan o quizá se nieguen a reconocerlo, pero Ricardo Fitch dejó obras que seguirán como ejemplo de ese amor y ese respeto.

 

El Museo de Historia de Tijuana, que se encuentra en el edificio antiguo del Palacio Municipal (Calle 2ª. y Constitución) es una muestra de la tenacidad de este ciudadano por reunir en un lugar objetos y escritos que mostraran el recorrido de sus habitantes para construir la historia.  A pesar del desinterés de muchos alcaldes, él se dio a la tarea de solicitar a los antiguos residentes que donaran todo lo que pudiera contribuir a recordar los hechos que escribieron la historia de la ciudad.

 

En muchas ocasiones lo vimos sufrir ante la apatía de quienes pudiendo hacer algo por el proyecto, lo ignoraban.  Finalmente esa gran inquietud logró unir a muchas personas que amaban a su ciudad y vieron coronado el proyecto.  Y ahí está nuestro Museo de Historia de Tijuana o lo que algunos lo identificamos como nuestro Museo de Sitio.

 

Otro ejemplo, de las muchas acciones de Ricardo es, el que organizaba cada año: Las Mañanitas a Tijuana.  Fue su idea y su obra a cumplir cada 11 de julio, que inició justo en 1989 para celebrar el Primer Centenario de la Ciudad. ¿Cómo olvidarlo? Un grupo numeroso de ciudadanos que hacíamos guardia en la Escuela Miguel F. Martínez, para cuidar el conteo de los votos, que finalmente le dio el triunfo al Lic. Ernesto Ruffo Appel primer gobernador de oposición.

 

Caminando la cuadra que nos separaba del Parque Tte. Miguel Guerrero a celebrar los 100 años de la fundación de nuestra Tijuana.  Ya Ricardo y sus compañeros del grupo que iniciaba actividades UNIDOS POR TIJUANA, CIEN AÑOS DE ESFUERZO, habían organizado la fiesta popular, alrededor del kiosco se disfrutaba de las fotos de antiguos residentes que escribieron la historia de su ciudad.

 

A partir de ese año (exceptuando el de la Pandemia COVID-19) cada año era la cita en el mismo lugar. Se llegaba con las viandas y las bebidas que en forma moderada consumían las familias. Ricardo se encargaba, además de prestar lo necesario e instalar las mesas y sillas, que estaban disponibles sin costo para quien quisiera ocuparlas.  Es quizá la fiesta más popular y entrañable por estar abierta a todo el que quisiera celebrar a su ciudad, sin diferencias sociales.

 

Y en ese Parque emblemático, también por el gran interés y trabajo de difusión de Ricardo Fitch se le reconoció y rindió homenaje a la inolvidable profesora Josefina Rendón Parra, quien convocó a un grupo de señoritas y dieron forma y vida a ese Parque Tte. Guerrero, sembrando lo que ahora después de tantas décadas disfrutan las familias tijuanenses. 

 

Así era Ricardo Fitch García, un tijuanense orgulloso de su ciudad, a la que honró hasta los últimos días de su vida. (lep)

 


 

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