Aunque la celebración a los papás no es tan masiva como los que se le ofrecen a las mamás, es bueno recordar a los buenos y hasta excelentes hombres que comprometidos con sus hijos y familia en general, dan muestra de amor y respeto.
Según la encuesta 2020 del INEGI, solo el 50% de la población mexicana celebra el Día del Padre y el 78% a las Madres. Y aunque en los años 40´s ya había este tipo de festejos, fue en a finales de los 60´s cuando ya se oficializó. Quizá como reflejo a que en los Estados Unidos en 1966 Lyndon Johnson firmó un documento que establecía de manera oficial el Tercer Domingo de junio como el Día del Padre.
Por lo que respecta a México quizá también como réplica de los Estados Unidos se fijó el tercer domingo de junio (para festejar a la mamá, es inamovible el 10 de mayo) y el objetivo general, sin duda es “reconocer la labor y el compromiso que tienen los padres con sus hijos y familia en general”. Este reconocimiento se empezó a visibilizar gracias a las escuelas primarias y por supuesto a los maestros.
Quizá algunos recuerden esa época en la que el profesorado programaba para la chiquillada a que hicieran tarjetas, dibujos o algunas manualidades para celebrar a sus papás en ese gran día. Esas acciones propiciaban que los niños se sintieran orgullosos de entregar ese obsequio tan personal. Entonces no intervenían los dueños de comercios que invitaban a los hijos de todas las edades que adquirieran un recuerdito para sus papás.
En la época actual, además de celebrar “al Rey del Hogar” por su conducta amorosa, propicia algo muy importante: que familias y sociedad reflexionen sobre la paternidad, sus compromisos y forma de ser verdaderos educadores, además de protectores, de sus vástagos. Eso es lo más importante, que sean verdaderos modelos a imitar para su desarrollo integral como seres humanos.
Celebrar a los padres es una forma de agradecer el amor de sus hijos.
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