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MATHA E. BELTRAN, IMPRESCINDIBLE EN EL DESARROLLO DE LA NIÑEZ

Por: EVA SOLÍS

Fotos: internet



“El reto más grande que tenemos quienes estamos involucrados en la atención a los menores es enseñarles las herramientas a las familias para que puedan darles el núcleo de referencia de amor a sus hijos, necesario para su crecimiento y adecuado desarrollo, y así evitar que los menores lleguen a las casas hogar”, afirma Martha Elena Beltrán Gudiño.

La ex directora de la Casa Hogar Ciudad de los Niños, A. C. quien ocupó este cargo durante 30 años desde que se inició esta institución hasta que se jubiló, considera que aún cuando los menores se encuentren protegidos en una institución, siempre necesitarán de una familia.

Egresada de la Escuela de Trabajo Social de Tijuana, incorporada a la UABC, y con una amplia experiencia en la atención a la niñez, Beltrán Gudiño durante su gestión como directora de la Ciudad de los Niños llevó a esta institución a ser un referente de unas de las mejores casas hogar de Baja California.

Su experiencia profesional se inició al realizar sus prácticas en el albergue del DIF, ubicado en ese entonces en la colonia Francisco Villa; después regresó al albergue ya como trabajadora social y laboró ahí durante dos años. Posteriormente, realizó su servicio social en la Secretaría de la Reforma Agraria en la Ciudad de México. En Sonora, impartió clases de Trabajo Social.

Durante cuatro años laboró en la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, y después trabajó en el Centro Jardín Guaycura, donde aprendió mucho del equipo de trabajo y de los niños con necesidades especiales.

Posteriormente se incorporó al DIF Municipal como trabajadora social y luego la llamaron para hacerse cargo de la dirección de la Ciudad de los Niños, desde que esta casa hogar inició actividades y que se construyó gracias a la iniciativa de Ana María Oceguera de Montejo, entonces Presidenta del DIF Tijuana.

Inicio de una historia importante para la niñez

Beltrán Gudiño recuerda que inició con un pequeño equipo de trabajo para establecer todos los procedimientos de esta casa hogar, considerando que el principal objetivo es que los “niños sean el centro de la institución, así como fijar las reglas, obtención de los recursos y determinar el número de servicios”.

“Siempre valoramos mucho el ingreso de un niño a la institución y las necesidades que tiene para decidir si somos la mejor opción para ellos”, añade la ex directora, “ya que desde que llega a la casa hogar se cubren sus necesidades y desde ese momento inicia un proceso de acompañamiento y seguimiento”.

Agrega que el propósito “es hacerlo sentir en casa y empezar a trabajar con las evaluaciones para cubrir sus necesidades educativas, formativas y especializadas (como terapias psicológicas, estudios neurológicos, entre otros) y conseguir los recursos y las alianzas con instituciones públicas o privadas para darle una atención integral al menor”.

Lo más difícil que enfrentó Martha Elena durante su gestión fue la falta de recursos económicos por lo que “el apoyo al número de niños y las actividades que se podrían realizar se ven frenadas por carecer de dinero”.

Asegura que el recurso humano es el más costoso y “lo cubrimos buscando la seguridad de los niños y el extra lo conseguimos con la comunidad”. Por ejemplo, para su educación base se requieren de asistentes educativas y de psicólogas “porque aquí no hay mamás, el personal se encarga de realizar todas las funciones para el bienestar de los menores”.

Comenta que cuando se presentaba “un problema se recurría a distintas estrategias para buscar el recurso o el apoyo, mediante donativos en especie o con el respaldo del voluntariado. Siempre hemos encontrado en la comunidad que nuestros recursos se potencian”.

Otra de las situaciones difíciles que le tocó vivir durante su gestión como directora, fue la coordinación de las autoridades, “porque siempre se debe anteponer el bienestar de un menor y ha sido frustrante presenciar cómo los niños crecen en el albergue deseando tener una familia”.

“Es muy difícil sostener a un infante en el albergue, sobre todo cuando ellos ven que otros niños se van porque son adoptados o regresan con sus familias”, afirma la ex directora.

Y la Ciudad de los Niños no solo es una casa hogar, sino que con el paso de los años y a iniciativa de Martha E. Beltrán se abrieron la Estancia Infantil y la Unidad de Servicios Especializados (USE) al darse cuenta de las necesidades de las familias, desarrollando estos proyectos para evitar que los menores ingresen a las casas hogar.

“Llegaban las mamás y me decían mi niño no me hace caso y quiero meterlo al albergue o tengo que trabajar y quiero tenerlo aquí de lunes a viernes”, recuerda la entrevistada, “por lo que se abrieron la guardería para el cuidado de los menores y la USE para apoyar a las familias con terapia psicológica, orientación, comunicación, entre otros”.

La importancia de preparar a los padres para que eduquen

Beltrán Gudiño añade que el trabajar con los padres y ser sus aliados para que desarrollen las herramientas necesarias para la formación y educación de sus hijos, evita que se lleguen a situaciones más graves que provoquen que los menores sean llevados a casas hogar.

Considera que ese es el gran reto para quienes trabajan a favor de la niñez, porque aun cuando a los niños de las casas hogar se les proporcionen los cuidados para su bienestar, ellos siempre necesitarán su núcleo de referencia de amor con su familia.

Y la satisfacción más grande de haber sido directora de esta casa hogar durante 30 años, es ver el cambio que tienen los menores, ya que cuando llegan están tristes, inseguros, temerosos, y con el tiempo se transforman en niños alegres, cariñosos, seguros, así como recibir a los adultos que llegan a visitar esta institución y que cuando fueron niños aquí vivieron.

Durante su gestión, le tocó recibir varios casos de niños maltratados, que incluso habían sido hospitalizados antes de llegar al albergue, y sus condiciones eran difíciles tanto física como psicológicamente por lo que habían vivido.

Gracias a los cuidados del personal de Ciudad de los Niños lograron que ellos se recuperaran e incluso fueran adoptados, dándoles la oportunidad de tener una vida diferente.

“Ver la transformación de los niños es lo más importante” afirma Martha Beltrán, quien con una sonrisa se siente satisfecha de la labor realizada.

“La legislación establece que los niños tienen el derecho de vivir con su familia y el gran reto para los que estamos involucrados en la atención a la niñez es trabajar con los padres de familia para enseñarles herramientas y que puedan darles el núcleo de referencia de amor a sus hijos. Además, se necesitan manos y corazones por lo que busquen ser voluntarios en las Organizaciones de la Sociedad Civil.”

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