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Luz Elena Picos

GRUPO APOYO





Crónica a víctimas de agresiones sexuales y físicas. La esencia de este hecho de la vida real, tiene como protagonistas a niños, adolescentes y mujeres, preponderantemente. No es novedad decir que en esta época de pandemia esté tipo de víctimas han aumentado, incluso en el mismo hogar, puesto que el peligro impide que se acuda a escuelas y a convivencias públicas.


Hubo una vez una institución que la pandemia y políticos sin sensibilidad acabaron con ella: Grupo Apoyo (Centro de Estudios y Servicios para la Mujer y el Niño, A. C.) que desde un pequeño cubículo en Palacio Municipal de Tijuana, desde 1991 estuvo atendiendo gratuitamente a víctimas y a familias con problemas en sus relaciones entre sí. La terapia psicológica se ofrecía para que esos seres recuperaran su autoestima y pudieran convivir en armonía.


En 1991 el cabildo en pleno del XIII Ayuntamiento decidió destinar un pequeño cubículo para este servicio, bajo la responsabilidad del Grupo Apoyo, A. C. Todos los subsecuentes Ayuntamientos, de distintos partidos políticos fueron ratificando ese comodato, sin ningún problema, ni papeleo. Solo les bastaban los informes semestrales para que siguiera el servicio.


Pero llegó la 4T con sus políticos de Morena y el 10 de junio del 2019 durante el gobierno de Arturo González Cruz, aprovechándose de la pandemia y la orden de cerrar al público casi todas las oficinas, sin mediar ningún documento, ni aviso por escrito o verbal, la entonces Oficial Mayor Ana Leticia Salcedo, ordenó el desalojo de este Organismo de la Sociedad Civil. La psicóloga seguía con sus terapias, vía telefónica, para no abandonar a sus pacientes.


Durante más de un año el cubículo estuvo desocupado, en los último meses del XXII Ayuntamiento pusieron un pequeño escritorio y a una joven, para que se viera ocupado, ya que la directiva de la institución empezó a hacer gestiones con la entonces síndica María del Carmen Espinoza. Distintos escritos con documentos adjuntos para probar el antecedente legal de ese comodato y cartas de Casas Hogar que forman parte del historial de servicio, nunca fueron atendidos ni por la Sindica, ni por la dos veces alcaldesa que sustituyó la salida de González Cruz.


Hoy ese pequeño consultorio en el que por años atendió la psicóloga a las víctimas ha sido entregado a una sub dirección de Diversidad. Seguramente muy necesario para la relación armoniosas de los “trans”, pero cuyo lugar más adecuado sería en las oficinas del Instituto Municipal de la Mujer, por la amplitud de los asuntos que ahí tratan.


¿Quién cubría los gastos profesionales? ¿Qué instituciones enviaban a las víctimas?

¿Qué compromiso asumía el Grupo Apoyo con la comunidad? ¿Dónde quedaron los archivos de las víctimas atendidos por tantos años? ¿Quién tiene el modesto equipo de oficina? Nadie sabe… nadie atendió los muchos escritos a Sindicatura y a la Presidencia Municipal, de este y el anterior Ayuntamiento. *Luz Elena Picos publicada en ZETA 23 de diciembre del 2021.

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