por Eva Solís
EN B. C. NO SE ABANDONA A LOS NIÑOS
Sociedad y gobierno, unen esfuerzos para atender a quienes sus propias familias, por distintos motivos, no les cubren sus necesidades, sin les dan protección que requieren.
“La idea de que las niñas, niños y adolescentes sean ubicados en Centros de Asistencia Social (CAS), mejor conocidos como casas hogar, tiene como finalidad la restitución de sus derechos y proteger su integridad, por lo que estas instituciones representan una opción para su cuidado”, afirma la psicóloga Suraya Guadalupe Merlos Cruz.
La especialista, quien ha trabajado en el DIF y actualmente imparte cursos de capacitación en diversas CAS, reconoce que la restitución de los derechos de las niñas, niños y adolescentes (NNA) en estos centros “representa un reto muy grande” por la falta de recursos que enfrentan estas instituciones y la mayoría hace su mejor esfuerzo para cuidar a los infantes.
Explica que cuando un menor se encuentra en una situación de riesgo como omisión de cuidados, abandono, negligencia, maltrato físico o abuso sexual, entre otros, el DIF interviene para proteger a los infantes para evitar que sufran un daño mayor y los envía al Albergue, que está a cargo de esta institución.
Si los infantes no tienen un familiar que se haga cargo de ellos, entonces del Albergue son enviados a una casa hogar, mientras se define su situación, agrega la psicóloga.
“La mayoría de los padres, que incurren en estas faltas, obedece a que están vinculados al abuso de drogas y requieren someterse a un tratamiento de rehabilitación para poder recuperar a sus hijos”, comenta la especialista.
“Aunado a lo anterior”, comenta Merlos Cruz, “otro factor que influye es que Tijuana es una frontera y cuando llega una familia a esta ciudad con la intención de reunirse con su pariente en EU y al no lograrlo, se rompen los vínculos porque generalmente no tienen otros familiares que los ayuden, y esto influye para la desintegración”.
Explica que ante la falta de familiares que se puedan hacer cargo de infantes, las opciones que tienen los menores es que sean atendidos en un CAS o quedarse en la calle, con todos los riesgos que implica vivir así y enfrentando diversos peligros. Por ello, las casas hogar representan una opción para su cuidado.
“Sólo el Albergue del DIF depende completamente del gobierno, ya que los CAS llegan a recibir algunos apoyos de las autoridades, pero únicamente son apoyos, porque cada casa hogar se encarga de obtener sus propios recursos económicos para cubrir sus necesidades como son alimentación, ropa, pago de servicios (como agua y luz) y sueldos, entre otros”, añade.
Considera que en los últimos años los CAS han enfrentado mayores dificultades económicas debido a que tienen que presentar una licencia de operación, que incluye cumplir con diversos requerimientos como son las medidas establecidas por Protección Civil (como permiso de uso de suelo, plan de validación, entre otros), lo que significa tener que realizar muchos gastos.
“Lo mejor es que los menores vivan con sus familias, pero cuando su integridad está en riesgo es preferible que estén en casas hogar, porque siempre se buscará que un niño crezca en un ambiente sano y con confianza”, opina la especialista.
Reconoce que los infantes que han vivido alguna situación difícil, requieren del apoyo psicológico, psiquiátrico y a veces hasta neurológico, así como realizar actividades deportivas; sin embargo, estos tratamientos cuestan y los CAS no siempre tienen los suficientes recursos económicos para cubrir estas necesidades.
“Este tipo de atención es especializada y además costosa, por eso las casas hogar no pueden recurrir a solicitar el apoyo de estudiantes de Psicología o Psiquiatría, sino de personas con experiencia”, agrega la especialista.
Con Familias de Corazón en Baja California, que inició hace dos años y se trata del programa de familias de acogida, es una medida de cuidado alternativo temporal para menores y la idea es que en un futuro ya no existan las casas hogar, sino que los infantes que se encuentren en una situación de riesgo sean recibidos por una familia, mientras se determina su situación, añade.
Sin embargo, comenta la psicóloga, es un programa que tiene poco tiempo que se puso en marcha en esta entidad.
“La restitución integral de los derechos del niño no sólo comprende proporcionarle cuidados, ropa, educación y calzado, sino que va más allá. Por eso es importante que la gente esté consciente del apoyo que necesitan las casas hogar, porque no sólo se trata de llevarles cosas a los menores, sino de ayudar a que funcionen mejor estas instituciones. Las casas hogar aportan muchas cosas positivas a la vida de los niños y es nuestra obligación y deber como ciudadanos conscientes y responsables, no sólo verlos como niños de casas hogar o niños de la calle, los niños son niños y hay que apoyarlos para que no sean niños huérfanos de la sociedad”. psic.suraya.merlos@gmail.com
Las casas hogar, una opción para proteger a los infantes
“Las casas hogar, conocidas como Centros de Asistencia Social (CAS), representan un opción para el cuidado de los niños cuando ellos se encuentran en una situación vulnerable y se requiere que manejen un modelo que no sólo cubra sus necesidades primarias”, afirma la directora de la casa hogar “Riendo juntos”, Erika Sampedro Ramírez.
Agrega que el DIF es el encargado de salvaguardar la integridad física y mental de los menores, por lo que al encontrarse éstos en una situación vulnerable – como omisión de cuidados, abusos, negligencia, entre otros-, la autoridad tiene que actuar para protegerlos.
Sampedro Ramírez, quien desde hace casi cuatro años fundó esta casa hogar para madres adolescentes solteras, considera que a pesar de que las casas hogar pueden tener ventajas y desventajas, representan una opción para proteger a los infantes de cualquier situación de riesgo y mientras se resuelve su situación familiar.
Desafortunadamente, agrega la directora, en Tijuana por su condición de frontera existen muchas casas hogar a diferencia del sur del país, debido a que en esta ciudad se registra mayor desintegración familiar por las personas que llegan aquí con la intención de cruzar a Estados Unidos y que no tienen parientes cercanos.
“Esta situación provoca que las casas hogar tengan que atender a muchos niños y que a veces los padres no se esfuercen en recuperar a sus hijos ni tampoco participen en programas de rehabilitación para dejar las drogas”, añade Erika Sampedro.
Considera que “lo ideal es que las casas hogar manejen un modelo de atención integral y no solamente cubran las necesidades básicas de los menores que reciben, lo que sucede por la falta de recursos económicos, sino que también les proporcionen atención psicológica, capacitación y actividades recreativas, entre otras”.
“Lo mejor es la atención personalizada a estos niños y ese es el propósito del programa Familias de Corazón, conocido también como familias de acogida, para que estos menores tengan un vínculo de confianza y logren sanar, además de reintegrarse a su núcleo familiar”, afirma la directora.
“Las casas hogar no deberían de existir, pero sí son necesarias mientras funciona completamente el programa de familias de acogida, de reintegración o reparación familiar, donde el menor que ha sido vulnerado en sus derechos logre tener vínculos de confianza para poder sanar.”
Lic. Erika Sampedro Ramírez
Directora Casa hogar “Riendo juntos”
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