Cualquier argumento resultaría pobre y sin fundamento si se esgrimiera para defender la subordinación de una raza a otra o el predominio de un sexo sobre otro. Si bien en algunos países prevalecen discriminaciones y ciertas formas de esclavitud, hemos de reconocer que actualmente cualquiera de las manifestaciones de despotismo, injusticia u opresión, simula su existencia o aparenta la búsqueda del bien común.
Siendo pues, esencialmente racionales los principios reguladores de las relaciones humanas, no existe motivo para considerar que las diferencias biológicas impliquen inferioridad de unas personas respecto de otras. Sin embargo, la razón no es suficiente cuando ha de oponerse a una situación consagrada a través del tiempo por todas las instituciones sociales y por la costumbre.
El desarrollo de la humanidad ha sido la historia de la mitad de sus miembros. No es de extrañar que quienes luchan por las reivindicaciones sociales, la promoción del progreso, el mejoramiento y la conservación de la vida, estén también interesados en la búsqueda de una igualdad política, cívica, social y jurídica entre hombres y mujeres. De igual modo tampoco sorprende que los renuentes a reconocer la justicia y utilidad del concurso de la mujer en la evolución de la sociedad, sean quienes pretenden reforzar la dependencia cultural y económica de los pueblos cuyo nivel de desarrollo es el más bajo.
En los tiempos modernos, afortunadamente la costumbre ha ido perdiendo influencia en las opiniones y modos de vida de las gentes; la moral se ha hecho menos rígida, toda vez que acepta que algunos nuevos valores sean adoptados. En los aspectos políticos y jurídicos, los logros son mayores que en el campo de lo social, pues en este, las mentes están profundamente condicionadas por la idea de que la abnegación, la sumisión y el sacrificio son características inherentes a la naturaleza de la mujer y de que sus capacidades intelectuales no son dignas de confianza. Estas condiciones deben ser consideradas como herencia de tradiciones negativas que menoscaban la validez de los atributos femeninos.
La mujer, especialmente en los sectores más desprotegidos del pueblo, está tan acostumbrada a la opresión y se encuentra tan enajenada, que no tienen conciencia de su realidad. En cuanto a muchas mujeres pertenecientes a estratos económicos de altos ingresos, la vida de holganza y vanidad las ha adormecido, hasta el punto de que no se dan cabal cuenta de que su personalidad se halla aún mas deformada, pues solo es valorada en función de otra u otras personas.
Víctima de la educación que ha recibido, la mujer no ha desarrollado al máximo sus potencialidades, lo cual hace mas improbable una situación igualitaria. Sólo por excepción, es capaz de coadyuvar con una función pública al avance social. La emancipación femenina no es únicamente una cuestión de justicia, pues es inadmisible malograr el desarrollo de las capacidades volitivas e impedir el ejercicio de la inteligencia a cualquier ser humano.
La emancipación femenina es también una cuestión de utilidad si se piensa que la sociedad desperdicia en gran medida las cualidades de considerable número de sus miembros. Es claro que cuando a todo individuo, sin exclusión de clases, razas o sexos, se le reconozca el derecho a una realización plena, el camino de la humanidad será más fácil.
La educación de los menores de edad en principios de igualdad, debe ser una tarea común; lo mismo en el ámbito de la familia que en las aulas, ha de iniciarse al niño en el reconocimiento de las capacidades de los demás, cualquiera que sea su sexo.
Emancipación de la Mujer
Antecedentes del artículo
En 1975 México recibió a mujeres y hombres de muchos países, con motivo del Año Internacional de la Mujer. El gobierno mexicano, presidido por el Lic. Luis Echeverría Álvarez ofreció una serie de documentos sobre la lucha de las mujeres en la búsqueda de su emancipación. La Secretaría de Educación Publica entregó a los maestros un libro con información internacional y nacional sobre estas inquietudes. Estuvo a cargo de 4 profesionistas ejemplares: Susana Astivia Montero, Estela Garza, Graciela Murillo Paniagua e Idolina Moguel Contreras.
Por haber participado como reportera del Periódico XILONEN, editado especialmente por la ONU, para este evento, recibí toda la documentación de esos trabajos. Hoy buscando información interesante, presento el documento titulado “Emancipación de la Mujer”, con motivo del Día Internacional de la Mujer. A pesar de que fue elaborado hace 49 años, es seguro que para quienes lo lean resultará interesante saber que la historia fue escrita con información, acciones y enorme interés por la situación de la mujer. Gran diferencia de las acciones que hoy realizan algunas féminas que creen avanzar a base de destrucción.
Comments