Mundo empobrecido y manipulado
Vemos un mundo globalizado en lo económico. Hay un imperialismo transnacional que va transformando la manera de vivir, de comprar, de comunicarse, de divertirse, y hasta de “casarse” de todos, o de casi todos. Hay más hambre, más desesperados, más indignados, más violencia al interior de las sociedades. Las grandes empresas, los bancos, los estados y los partidos políticos, los organismos internacionales de la ONU, los grupos de presión son los que vienen haciendo transformaciones tan grandes, tan bien planificadas, tan sistemáticas que los empobrecidos del planeta, aparentemente, muy poco pueden hacer para influir en que se cambie el rumbo.
Denuncia, por ejemplo, el editorial de la revista Autogestión según se cita en la página de www.Solidaridad.net que “…el capitalismo financiero transnacional domina de forma prácticamente generalizada y sin competencia el mercado global. Los flujos financieros predominan sobre los productivos y se interconectan en tiempo real en las bolsas del mundo calculándose en más de dos billones de dólares diarios. Este capitalismo se ha universalizado incorporando a ese mercado a millones de inmigrantes, trabajadores en paro o con salarios de miseria y sin derechos laborales o esclavizando a más de 400 millones de niños”.
En el plano político mundial la ola de privatizaciones de los servicios públicos y la anulación progresiva de los derechos laborales adquiridos se han actualizado en los países subdesarrollados bajo las determinaciones del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de la Organización Mundial del Comercio, mientras las fuerzas políticas están domesticadas para servir incondicionalmente al capitalismo transnacional.
Como hemos dicho, no se alcanza a ver la solidaridad entre las personas y entre los estados e instituciones que pudiera ser eficaz para contrarrestar estas tendencias. Por el contrario, cada día están más fuertemente enraizadas como un efecto canceroso de la globalización.
La sociedad aparece como despolitizada y con una debilidad progresiva. El totalitarismo provoca hoy la progresiva sumisión al mercado y a quienes manipulan al mundo hoy.
A todo esto se suma la manipulación ideológica de la cultura mundial. Una sociedad de consumo dócil que viene aceptando crecientemente una vida materialista que entiende al Hombre como puro individuo que “favorece la disolución de la familia y de la vida asociada y solidaria poniendo como único norte del vivir el tener, el poder y el hedonismo”. Todo esto queda patente de manera generalizada en las diversiones de tanta gente que vive esclavizada a la superficialidad, el erotismo, las adicciones múltiples. La manipulación ideológica de la sexualidad (ideología de género, el aborto, el matrimonio gay, la eutanasia) y otras fenómenos arrastran, a la corta y a la larga, trágicas consecuencias para todos.
El ser humano, cada persona, se ve destruida por el imperialismo internacional del dinero nada menos que en su propia dignidad. Recomendaba Guillermo Rovirosa, un líder cristiano mundial:
"Es necesario encender pequeñas luminarias en el mundo que poco a poco vayan consiguiendo desvanecer las tinieblas del mundo materialista. El ambiente se está renovando a base de testimonios vitales que contienen humildad, pobreza y sacrificio".
Nosotros creemos que las organizaciones del Tercer Sector están destinadas a encender esas pequeñas luminarias que empiecen a enseñar a todos que es posible cambiar, para bien, las costumbres de un mundo que, en estos aspectos, aparece como desquiciado y sin brújula.
*publicado octubre 2013.
En memoria del Lic. Javier Prieto Aceves (QEPD) seguiremos presentando editoriales que firmó como Lic. Vidriera y que aquí se publicaron durante más de 24 años. Son reflexiones que resultan actuales.
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