Revindicar a los abuelos
Desde que vinimos al mundo estamos conectados con los demás. No hay uno que no lo esté. Y la conexión más fuerte la da el amor que viene de nuestra propia familia. Ahí están nuestras raíces más profundas. Las personas que no tienen conciencia de este amor de su familia que se muestra más en la niñez y adolescencia, pueden amargarse y padecer graves problemas psicológicos que deben atenderse con urgencia para el logro de una vida fructífera.
La historia de nuestra familia viene de nuestro pasado y “no la elegimos, sino que la recibimos como un regalo; y es un regalo que estamos llamados a custodiar”, dice el Papa Francisco y cita el Libro de la Sabiduría que nos pide a todos que "hablemos de los hombres de bien cuyas buenas obras no se han olvidado. Sus descendientes han heredado ese hermoso legado, su raza se mantiene fiel a la Alianza, sus hijos siguen su ejemplo". (Sirácide, versículos del 10 al 12).
Afirma el Papa que “Gracias a nuestros abuelos recibimos una caricia de parte de la historia que nos precedió; aprendimos que la bondad, la ternura y la sabiduría son raíces firmes de la humanidad. Muchos de nosotros hemos respirado en la casa de los abuelos la fragancia del Evangelio, la fuerza de una fe que tiene sabor de hogar. Gracias a ellos descubrimos una fe familiar, doméstica; sí, porque la fe se comunica esencialmente así, se comunica “en lengua materna”, se comunica a través del afecto y del estímulo, del cuidado y de la cercanía”.
De esta manera Joaquín y Ana amaron a María, su hija; y de esa misma manera, es como María amó a Jesús: con un amor que nunca lo asfixió ni lo retuvo, sino que lo acompañó a abrazar la misión para la que había venido al mundo”, continuó diciendo el Papa Francisco: “Tratemos de aprender esto como individuos y como Iglesia a no oprimir nunca la conciencia de los demás, no encadenar jamás la libertad de los que tenemos cerca y, sobre todo, no dejar nunca de amar y respetar a las personas que nos precedieron y nos han sido confiadas, tesoros preciosos que custodian una historia más grande que ellos mismos”. Al darnos cuenta de todo lo que hemos recibido de manos de quienes nos han precedido en la familia deberíamos preguntarnos qué queremos cada uno de nosotros dejar, a nuestra vez a nuestros hijos y nietos, si una sociedad de paz basada en un hogar todavía acogedor; o bien, en vez de una sociedad fraternal y pacífica, una que nos lleve a nuevas guerras y esté asentada en el lucro y nos siga llevando a una sociedad y un mundo devastado. Ruega el Papa que nos sea concedido a todos el recordar la importancia espiritual de “honrar a nuestros abuelos y mayores, de sacar provecho de su presencia para construir un futuro mejor” y que nunca más se repita “la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos y hermanas indígenas” como ha ocurrido en Canadá.
Red Social de Baja California invita a todos nuestros lectores y suscriptores para que realicen en este momento una remembranza o flashback de sus abuelos y, también, de los abuelos de nuestros hijos y sobrinos. Veremos así, con cuánta ternura nos transmitieron esa vida llena de amor que, nosotros queremos, transmitir, a nuestra vez, a nuestros hijos, nietos y sobrinos.
El amor a la patria también vino de nuestros antepasados. De este modo, el mes de agosto debe volvernos hacia los ancianos abuelos para quien tenga la dicha de tenerlos aún; o que redunde en actos de bondad generosa para tantos abuelos abandonados y miserables a los que cada uno de nosotros podría acompañar, ayudar y honrar.
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