Leyes y Reglamentos son elaborados para un mayor orden en las relaciones sociales y humanas. Lo ideal sería que todas las personas, sin importar su edad, cumplieran no por obligación, sino por convicción.
En este ejemplar rendimos homenaje a quienes de nacimiento o algún tipo de accidente perdieron alguna de sus capacidades físicas… y siguieron luchando. Lo hicieron por contar con familia comprometida y amorosa que los impulsó a vencer dificultades y en muchos casos a sobresalir en la vida.
Resultará sorprendente saber que a propuesta de México y gracias a la participación y liderazgo de su diplomacia (hoy tan devaluada), tras cinco años de negociaciones, el 13 de diciembre del 2006 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (primera de carácter integral , sobre esta temática y primer tratado sobre derechos humanos del siglo XXI), que considera una amplia gama de situaciones a las que se enfrentan las personas con discapacidad.
Uno de los objetivos principales de la Convención (plasmados en su Protocolo) menciona el “generar un cambio en la forma de considerar socialmente a las personas con discapacidad, para reconocer a cada una su carácter de titular y sujeto de derechos, así como la facultad y capacidad de tomar decisiones sobre su vida. También su total participación en la formulación e implementación de políticas públicas que puedan afectarle.
Otro gran éxito fue que se admitiera que las barreras sufridas por las personas con discapacidad son un problema creado por la sociedad. Por ello la Convención no se limitó a cuestiones relacionadas con el acceso al entorno físico, sino que plantea determinaciones sobre temas más amplios, como la igualdad y la eliminación de obstáculos legales y sociales impuestos a la participación, las oportunidades, la salud, la educación, el empleo o desarrollo personal, entre otros.
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