Fotos y Texto: EVA SOLIS
Debido a que en los últimos años han aumentado los riesgos en las rutas para llegar a Estados Unidos, principalmente por la inseguridad, los migrantes consideran que arribar a México es el camino más fácil para lograr su propósito, pese a las situaciones que puedan vivir, afirma la coordinadora de la Casa YMCA para Menores Migrantes Tijuana, Valeria Ruiz Griego.
“Si antes la migración se realizaba por motivos económicos y laborales, ahora también se lleva a cabo por otra vulnerabilidad que se ha registrado en los últimos años: la inseguridad”, añade Ruiz Griego, quien coordina este albergue desde agosto de 2019.
Y es que la Casa YMCA, que inicialmente recibía a adolescentes migrantes no acompañados de 13 a 17 años de edad- que son deportados de Estados Unidos al intentar cruzar sin documentos a ese país, ahora también atiende a jóvenes solos que se encuentran en tránsito en esta frontera para llegar al vecino país, con el propósito de reunirse con sus familias.
“Es en 2018 con la llegada de las caravanas a Tijuana, cuando se formaliza que esta casa reciba a los menores migrantes en tránsito”, añade la coordinadora.
En los últimos años, la Casa YMCA ha albergado a menores procedentes de distintos países como El Congo, Nueva Guinea, la India, Venezuela, Haití, entre otros, y se ha incrementado el número de adolescentes migrantes procedentes de Michoacán, Guerrero y Puebla, principalmente por la inseguridad generada por el narcotráfico.
“El 80% de los adolescentes que atendemos aquí obedece a que quieren llegar a EU por cuestión económica o laboral”, afirma Valeria Ruiz, “y el 20% restante se debe a que no pueden llegar a sus casas porque son víctimas de la violencia del narcotráfico o de la guerrilla”.
Cuando los adolescentes salen solos de su lugar de origen, lo hacen por una razón muy triste, y “esto ya de por sí es muy difícil”, además de enfrentar muchos riesgos durante su trayecto, considera Ruiz Griego.
Dice que los menores migrantes que llegan de países lejanos a esta frontera, arriban a Brasil para realizar su recorrido por América Latina y el camino más peligroso es la selva del Darién, considerada “un tapón” entre Colombia y Panamá, donde desafortunadamente muchos migrantes -hombres, mujeres y menores- pierden la vida”.
“En este sitio, los migrantes caminan por la selva muchas veces sin agua y sin comida durante varios días, enfrentado riesgos propios de esta zona –como ataques de animales- y de los grupos que se han instalado en este lugar para aprovecharse de ellos”, afirma Valeria Ruiz, “y debido a las condiciones de este sitio, mucha gente muere o es asesinada”.
Considera que para los migrantes llegar a México es el camino más fácil para logar su objetivo, pese a todos los riesgos que pueden sufrir en su intento de arribar a Tijuana, que van desde abuso de autoridad de algunos agentes del Instituto Nacional de Migración; violaciones a sus derechos; abusos sexuales; riesgos de que los utilicen los narcotraficantes o tratantes de personas, en algunos casos hasta en los mismos albergues.
Hablan las cifras
En el 2020, cuando inició la pandemia disminuyeron las deportaciones de menores de EU a Tijuana; pero en octubre de ese mismo año, “se dispara y se registra una aceleración intensa de deportaciones y de flujo de personas en tránsito”, comenta la coordinadora.
“El 2021 fue un año récord porque tuvimos un promedio mensual de 120 personas”, añade Ruiz Griego, “mientras que en la actualidad el promedio es de 40 a 60 menores”.
En 2022, la Casa YMCA atendió a 995 menores de diferentes nacionalidades, pero principalmente procedentes de Michoacán, Guerrero y Puebla, que salieron de sus ciudades de origen a causa del narcotráfico.
Permanecen un tiempo promedio de seis a ocho meses
Actualmente, en este albergue viven siete menores mexicanos y el tiempo de estancia promedio es de seis a ocho meses, mientras se realizan los trámites para que se puedan cruzar legalmente a EU y logren reunirse con sus familias.
Tanto las procuradurías como el DIF canalizan a la Casa YMCA a los adolescentes que identifican que viajan solos, para que vivan en este albergue. Aquí tienen casa, comida, ropa, atención médica, psicológica y asesoría legal.
La coordinadora considera que “este tiempo de espera para que los adolescentes logren reunirse con su familia es mucho, porque para ellos el tiempo no es lo mismo que para los adultos”.
FOTOS:
Niñas 1, Niñas 2 y Niñas3
En el albergue realizan distintas actividades que les permita superar el doloroso recorrido que hacen desde sus lugares de origen, hasta la frontera norte.
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