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CASA DE POBRES EN LA RUMOROSA




En este año, el Hermano Pablo está recordando que hace 29 años tuvo la inspiración para dotar de un hogar a ancianos que viviendo en el Pueblo Mágico de Tecate, carecían de lo necesario para su atención integral: casa, alimentos, atención médica y un familiar que los cuidara.


Esta obra es titánica y quizá a algunos no gusten, por las infinitas carencias que sufre el iniciador de esta asistencia a personas de la tercera edad. Pero el hermano Pablo a pesar de todo, cuando hay peticiones para que reciba aun abuelito, lo hace con gusto. Sabiendo que cada día tendrá que esforzarse para atender lo mejor posible a estos ancianitos pobres que están bajo su responsabilidad.


De distintas personas o instituciones les llegan pequeñas ayudas que le permiten en conjunto solventar aunque precariamente las necesidades. FIARUM les proporciona agua para el uso doméstico. Y el agua potable la compran. De Estados Unidos llegan médicos particulares para atender la salud. Enfermeras particulares los visitan para asearlos y hacerles sencillas curaciones.


En forma regular los gobiernos no le aportan para cubrir las necesidades. Aunque ocasionalmente el DIF les manda alimentos.


Las personas que auxilian al hermano Pablo son voluntarias, mujeres y hombres generosas que le apoyan como cocineros, conserjes, vigilantes o cualquier otro tipo de auxilio permanente. Lo que cada vez le resulta más difícil es que las autoridades de aduana le permitan importar donaciones que recibe de Estados Unidos: pañales para adultos, comida enlatada, sillas de ruedas, bastones ortopédicos y camas de hospital.


¿Y que creen que hacen en la aduana? Les requisan todo lo que está prohibido pasar. Nada de misericordia para estas personas que tanto necesitan. ¿Diputados? Ni se aparecen, los ancianitos no votan.


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