A 30 años de su cobarde asesinato.
Don Juan Jesús llegó a la vida de los tijuanenses en las primeras semanas de 1970, al ser nombrado obispo por el Papa Pablo VI. Y de inmediato su carácter bondadoso, su sencillez en el trato con los feligreses y su disponibilidad para atender a quien lo solicitara, lo hizo merecedor del cariño y respeto de los tijuanenses.
Recuerdo la Semana Santa de 1970, sin cita previa, llegué a sus oficinas para solicitarle un mensaje especial para los lectores de EL MEXICANO y generoso como era don Juan Jesús me concedió una entrevista. A partir de ahí el trato, el saludo fue siempre considerado. Varias veces platicamos en Cuernavaca, donde fue obispo (1981 al 87). En la ciudad de México, ya como Cardenal proclamado por su S.S. Juan Pablo II, en 1991, frente a la puerta principal de la Catedral Metropolitana coincidimos en una breve charla y por supuesto en Tijuana en una de sus visitas a las instalaciones de la Colonia Juárez de Caballeros de Colón.
Su asesinato en el estacionamiento del Aeropuerto de Guadalajara, enlutó el corazón de su feligresía y de tantas personas que tuvimos el honor de estar cerca de él. De conocer su bondad y recibir en varias ocasiones su Bendición.
A 30 años de su muerte (24 de mayo de 1993) lo recuerdo con respeto y cariño, con la seguridad de que disfruta de la Paz Eterna.
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