“La filantropía es la mística combinación
De un donante feliz,
Un procurador de fondos con habilidades
Y un beneficiario agradecido”.
Dr. Douglas M. Lawson
Hace ya mucho tiempo descubrí un secreto que ha definido mi vida y le ha dado significado: la mayoría de nosotros necesitamos dar. La vida entera gira alrededor de dar. La vida entera gira alrededor del dar. Cuando le pido a alguien que de, le estoy ofreciendo una oportunidad que no tiene precio: la oportunidad de experimentar el significado de la vida, la dicha de dar.
Un conciudadano de Virginia, Tom Jefferson, declaró en 1776 que uno de nuestros derechos más importantes es la “búsqueda de la felicidad”. Muchos de nosotros no logramos entender verdaderamente el mensaje de Tom, y pasamos nuestras vidas corriendo en vano detrás de la felicidad. Quienes la han encontrado saben el secreto que Tom sabía: la única manera en la que se puede encontrar el amor, la paz y la felicidad es dando. La felicidad no se deriva de recibir.
Puedo haber hecho una fortuna, pero si la conservo solamente para mí, mi riqueza me destruirá. Es precisamente en el dar que nuestra riqueza tiene sentido; en el dar nos damos cuenta que lo que hacemos es importante y que el quien somos hace una diferencia. No existe una dicha mayor que el saber que hemos cambiado el mundo y que lo hemos hecho mejorándolo.
Por eso jamás suplicaré a un prospecto que apoye una causa u organización, independientemente de lo valiosa que esta sea. No necesito suplicar cuando tengo algo tan valioso que ofrecer.
Un viejo proverbio chino lo expresa mejor: “Si deseas felicidad durante una hora, toma una siesta. Si deseas felicidad durante un día, ve de pesca. Si deseas felicidad durante un mes, cásate. Si deseas felicidad durante un año, hereda de una fortuna. Pero si deseas felicidad durante toda la vida, ayuda a alguien más”.
Superar el temor a pedir.
A través de los años he tenido el privilegio de reunirme con mucha gente para alentarles a dar. Con frecuencia me preguntan si me siento intimidado por las grandes riquezas y el poder que vienen con estas; la respuesta es simplemente… no. Me di cuenta hace mucho tiempo de que todos, ricos y pobres por igual tenemos las mismas 24 horas al día para vivir. Todos tenemos los mismos problemas. ¿Acaso es más fácil para los ricos? En algunas formas, lo es. Pero junto con todas las comodidades que trae la riqueza, el dinero también trae sus propios problemas. Algunas de las personas más adineradas viven atormentadas por el terror de perder su fortuna. Las personas que perciben ingresos muy altos, también pueden incurrir en deudas muy altas. Las personas que reclaman una parte de la riqueza -especialmente miembros de la familia- pueden envenenar las relaciones y dejar al pariente adinerado solo y amargado.
Ricos o pobres todos somos iguales. Si alguna vez ha estado junto a la cama de una persona enferma, sabrá que lo último que pasa por su mente es el ser rico o pobre.
Quienes conocen el arte de pedir no se sienten intimidados por la riqueza.
Se siente tranquilos y relajados en la presencia de la afluencia, que ayuda al prospecto a relajarse también.
Nota. En el siguiente ejemplar de Red Social la 2ª parte:
El Método y Los Elementos de una Llamada Exitosa.
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