Generalmente las personas mayores aparecen en plano secundario en películas, series de televisión y en los libros de historia. También en el cine, teatro y en general como personajes de la literatura. En esta última, presentamos a 3 escritores y sus obras.
El Viejo y el Mar - Ernest Hemingway
Una bella historia de vejez es la de Santiago “que pescaba solo en un bote, en la corriente del Golfo” describía Hemingway al pescador de avanzada edad “flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello”, con manchas en las mejillas provocadas por el sol, con cicatrices en sus manos. “Tan viejas como las erosiones de un árido desierto”.
Un pescador en quien todo era decadente menos sus ojos, “estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos”.
Santiago había estado 84 días sin pescar nada y aunque a su alrededor todos hablaban de su mala suerte. De que estaba “definitiva y rematadamente salao, lo cual era la peor forma de mala suerte”, el no perdía la esperanza.
Pero lo más conmovedor del libro es que cuando esta esperanza aparece haberse confirmado, con el pez más grande que jamás se había visto, lo que en cambio sobreviene es otro fracaso más desolador, el viejo Santiago no se deja llevar por la autocompasión, sino que en el mejor espíritu de un anciano exitoso, continua confiando en que: “…el hombre no está hecho para la derrota, un hombre puede ser destruido pero no derrotado”.
Gringo Viejo - Carlos Fuentes
El 2017 fue un año muy especial para leer o releer Gringo Viejo, la novela que hizo en Nueva York, que por primera vez un mexicano Carlos Fuentes se convirtiera en best seller.
Inspirado en el periodista y escritor norteamericano Ambrose Bierse, esta obra en un intento por dar sentido al misterio que supone su muerte. En 1913, al revés de lo que hoy hacen muchos mexicanos (y cubanos, venezolanos, peruanos y latinos en general), Ambrose cruzó por El Paso, Texas desde Estados Unidos, hacia México para unirse al ejercito de Pancho Villa, durante la revolución mexicana.
Allí, el rastro histórico se desvanece y comienza a ser reencontrado por la imaginación de Carlos Fuentes, quien reconstruyendo la personalidad del anciano escritor, elabora luna fábula sobre la búsqueda de sentidos existenciales en esta etapa de la vida.
Una fábula además, sobre el valor y sobre el cruce de las fronteras, no solo las fronteras físicas que separan a dos países, sino las espirituales que existen entre las personas, digamos entre un gringo viejo y un soldado mexicano.
Cien Años de Soledad – Gabriel García Márquez
La novela que le valió el Premio Nobel de Literatura al escritor colombiano, Gabriel García Márquez, es una novela especial, si de ancianos se trata. La vejez no es quizá el tema central en ella, pero a lo largo de sus páginas se presentan los ancianos memorables, identificados por muchos de los cuales tenemos el placer de verlos envejecer y enriquecer nuestras vidas. Son muchos los mayores en esas páginas y si bien todos son dignos de mención, tal vez ninguno tan espectacular como Úrsula Iguarán.
Ella es la madre fundadora del clan de los Buendía, familia sobre la que versa la novela, y es a la vez la columna vertebral de la historia, al punto de que el autor ha confesado que en una de las versiones preliminares, Úrsula moría antes que en la versión definitiva, pero hubo de revivirla, pues sin ella la novela se le venía abajo.
Úrsula es una anciana matriarcal que carga sobre sus hombros la espiritualidad de una familia. Una anciana fuerte, emprendedora e inteligente. Una anciana como la que todos querríamos ser al llegar a esa etapa de la vida. Incluso Úrsula tuvo que esforzarse para cumplir su promesa de morir, pues casi a los 120 años comenzaba a “reverdecer”. (lep)